La Palma, también conocida como “La Isla bonita”, debe su sobrenombre a su impresionante naturaleza, y los tesoros ecológicos que alberga. Declara Reserva de la Biosfera por la UNESCO, cuenta con multitud de espacios protegidos, entre los que destaca el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente.
Es una isla llena de contrastes, con bosques exuberantes de pinar y laurisilva, escarpadas costas que esconden increíbles piscinas naturales y playas de arena negra, y volcanes y picos de gran altura como el famoso Roque de los Muchachos, un referente mundial de la astrofísica. Un panorama completo ideal para los amantes de la naturaleza y el senderismo.
Tampoco se queda atrás su patrimonio artístico, histórico y cultural. Así su capital, Santa Cruz de la Palma, importante punto en las rutas comerciales hacia América (siglo XV), se convirtió en un centro histórico, con un impresionante legado de palacios, edificios de aire colonial y casas de arquitectura tradicional canaria, declarada actualmente como Bien de Interés Cultural, y Conjunto Histórico-Artístico, con pintorescas calles como la Calle Real.
Este patrimonio se ve enriquecido, además, por la tradicional artesanía palmera (textil, puros…), y la impresionante oferta gastronómica de la isla, destacando especialmente sus quesos y vinos, con una gran tradición enológica, entre los que destacan los particulares vinos de Tea o la famosa Malvasía de La Palma.